Aventuras en Pedroñeras

Advertencia: Esta narración puede contener altas dosis de ironía propia del autor. Abstenerse de leerlo aquellos que duden poder soportarlo.

Viernes, 3 de septiembre.

6 de la tarde. Hora zulú. Una hora zulú menos en Canarias. Habíamos quedado en la estación de Vigo, donde yo me acercaría a buscarlos y desde allí partiríamos hacia Las Pedroñeras. ¿Quiénes? Pues nada más y nada menos que David Buceta (Sinónimos de Lucro, Capitán Pepinillo...), Adolfo Rodríguez Taboada (Planeta Inquietante) y un servidor (DOS, LAW&CO. Sinónimos de Lucro... mejor parar porque el paréntesis podría alargarse demasiado). Nos conocimos y nos reconocimos y subimos al coche, dispuestos a soportarnos durante 7 horas seguidas en un espacio tan reducido (aunque debo decir que tengo un cochazo, amplio, cómodo...). Enseguida conectamos... la radio, para no escucharnos. No, para nada, la radio permaneció apagada y mantuvimos unas intensas e interesantes charlas sobre el destino del planeta, la supervivencia de la especie humana y el color del caballo blanco de Santiago. Bueno, también hablamos de cómics, pero sólo 6 horitas 50 minutos, el resto lo aprovechamos para otras cosas. Descubrí entonces que Adolfo es un tipo con un cerebro de más gigas que el mío y el de Buceta juntos, porque nos empezaba a dar datos de todo tipo que a uno le hacía creer que no había leído cómics en toda su vida. Creo que podría llamarse Adolfo Pedia si le diese la gana. Paramos a poner gasolina, a cenar un rico churrasco (o eso me imaginaba yo mientras mordía mi bocata de tortilla) y finalmente, llegamos a "Las Pedroñeras, la capital del ajo". Donde, después de un par de llamadas y de darle nuestras coordenadas exactas, José Manuel Triguero nos encontró y nos llevó a nuestro confortable hospedaje. Allí quedamos para el día siguiente, (huelga decir que era el sábado) y luego nos fuímos a dormir. No sé los demás, pero en mi caso tardé unos segundos en conciliar el sueño, y es que el estrés últimamente no me deja dormir como antes.

Antes

Después

Sábado, 4 de septiembre.

A la mañana siguiente nos reencontramos con los ojos hinchados, la boca seca y los huesos entumecidos, dispuestos a darlo todo (tampoco tenemos demasiado) en la I FERIA INTERNACIONAL DEL CÓMIC DE LAS PEDROÑERAS. Bajamos a la calle y allí ya nos esperaba J.M. Triguero, que nos llevó amablemente en coche hasta el recinto ferial (menos mal, porque andando tardábamos dos minutos en llegar). Estuvimos inspeccionando el lugar y la verdad es que me hizo mucha ilusión ver el nombre de Sinónimos de Lucro y el mío propio sobre la mesa (no sé porqué con el mismo tamaño de letra que el de Buceta, porque uno ya tiene una novela gráfica publicada, pero en fin...). La primera actividad ferial era la visita de la alcaldesa y el delegado cultural del pueblo. La primera actividad nuestra fue ir a desayunar y despejarnos un poco. Nos tomamos un rico y equilibrado desayuno consistente en zumo de naranja, café con leche y, en el caso de Adolfo, UN churro. Sí, sólo uno, allí te ponen un pedazo churraco con el que quedas satisfecho de sobras. Regresamos al recinto, dispuestos ya a pasar a la acción. Debo decir que nuestro stand estaba al lado del de Adolfo (Planeta Inquietante), pero en orden de marcha, justo después. Y en frente estaba el de Joaquín Sanjuan, escrito de Leyendas de Lacenor y representante en Valencia del juego Sphere Wars. Él también se hospedaba en nuestro hotel (somos así de majos y le dejamos una habitación), pero había llegado antes y aún no nos conocíamos en persona. Llegaron la alcaldesa y el delegado de cultura a saludar a todos los que por allí formábamos la feria. Como iba por orden, primero hablaron con Adolfo, el cual los mantuvo allí un buen rato, contándoles sus "inquietantes" historias, de su "inquietante" universo. Cuando Buceta y yo creíamos que Adolfo los había teletransportado a un universo paralelo, se asomaron a nuestro stand, donde charlamos amigablemente, intercambiando información y demás ideas que pudiesen interesarles para Las Pedroñeras. El resto de la mañana pasó tranquila, íbamos de un stand a otro, conociendo a los demás, observando exposiciones, etc... Destacar la presencia de La Comicteca, una librería especializada de Cuenca (la única si no me equivoco), al que le dejamos en depósito ejemplares del fanzine y demás publicaciones. Así que, mis queridos fans de Cuenca, si queréis haceros con alguno de mis trabajos, no dudéis en acercaros por allí.

Exterior del recinto ferial


Nuestro maravillos stand

Yo

Él

Stand inquietante

A las 14 h. fuimos a comer, invitados todos por la alcaldesa, y en el restaurantes estuvimos casi hasta las 17 h. (somos los más europeos en esto de los horarios). Allí, logicamente, comimos, bebimos, reímos y nos quedamos estupefactos con un peliculón de una cadena de televisión que era una mezcla de 1,2,3 Splash e Instinto Básico. Después volvimos al recinto, donde (aún no lo sabíamos) nos esperaba una tarde llena de hadas, dragones y hasta un kraken.
Empezaba a asomarse gente, empezaba a verse movimiento, empezaba a quedarme sobado sobre la silla, echando de menos mi siesta habitual post-comida. Muchos eran niños y claro, lo que querían eran aprovechar la ocasión y llevarse un dibujo de Buceta, Triguero o de los otros dos dibujantes más, antiguos amigos de Triguero, que también dibujaban estupendamente (y de los que no recuerdo el nombre, con lo cual estoy quedando como el culo, lo siento). Durante la tarde recibí la visita de Juan Alarcón, dibujante entre otras cosas, de Evil War. Habíamos quedado allí, pero daba por hecho que me llamaría antes o cualquier cosa que me "activase", así que cuando se me presentó me pilló un tanto "out". He de decir (sobre todo porque sé que lo va a leer), que es un tío encantador y que tuvo el detallazo de traerme una carpeta llena de originales suyos como regalo (a Buceta un cómic titulado "Álex", supongo que porque aún no lo conoce bien y lo tiene engañado). Estuvo por allí un buen rato, charlamos de todo un poco y se empapó bien del "inquietante" proyecto de Adolfo. También pulularon por allí algunos autores de indiscutible calidad, por si nos interesaba su colaboración en futuras publicaciones (y es que somos un referente en la industria del cómic, que le vamos a hacer...). Dos de ellos, antiguos compañeros de fatigas en un fanzine de hace muuuchos años, lo cual me alegró mucho. El resto de la tarde me lo pasé leyéndome el cómic que Alarcón le regaló a Buceta, que me gustó bastante y eso aún me dio más rabia, y viendo como mi tocayo se libraba de forma estoica y brillante de los apuros "dibujeros" a los que los niños lo ponían. Ejemplos: dibujos de hadas y dragones (los cuales acabó descubriendo que debía empezar dibujando como perros para luego añadirles esas cosas típicas que tienen los dragones, no sé si alguno se llevaría un chihuahua en vez de un bicho amenazador con alas), un ferrari e incluso un kraken. Sí, uno de esos bichos marinos que aparecen en la saga de Piratas del Caribe. Cuando le pregunté al niño por qué quería un kraken, él me contestó: "porque me gustan". Con lo cual yo pensé "espero que no vaya a más cuando crezca, podría ser peligroso"...
Terminó el día, recogimos el stand y nos fuimos a cenar con el agotado Triguero, que nos aguantó aún unas horas más. Durante la cena, le preguntamos a dónde podíamos ir al día siguiente (huelga decir que sería el domingo), para ver algo característico de la zona (o lo que es lo mismo, para hacer de guiris un rato). Nos lo contó, nosotros escuchamos con atención y lo memorizamos en nuestras privilegiadas mentes. Luego nos fuimos al hotel, nos despedimos de Triguero y Joaquín (él se iba antes en tren hasta Valencia) y nos fuimos a dormir (aunque algunos aún tuvieron fuerzas para una lectura interesante antes).

Pasen y vean...

Los dos D.B.

Triguero pensando: "que fácil es engañar a estos gallegos".


Domingo, 5 de septiembre.


Monumento a todos esos ajos caídos en combate

De ilusión también se puede intentar vivir

¿Quién tiene el churro más grande?

Repetición de la mañana del sábado: fuimos a desayunar al mismo sitio, con el mismo menú equilibrado y luego salimos dispuestos a visitar ese bonito sitio que nos había explicado Triguero. Ese lugar que teníamos en nuestras mentes, imborrable, descrito con precisión. Ese... Nada. Yo recordaba que era dirección Madrid y que al llegar a una gasolinera había que girar a mano derecha. Buceta que el nombre empezaba por "b" o por "v" (no había escuchado con tanta atención para distinguir la pronunciación) y Adolfo... se mantuvo callado para no liarnos a ún más. En fin, nos metimos en el coche y después de aceptar que no nos acordábamos, se me ocurrió la genial idea de preguntar a un grupo de jóvenes formado por tres chicas y un chico. Les digo que es un pueblo con un castillo y una de las chicas dice "Belmonte" y que les sigamos, que nos llevan hasta allí. A nosotros nos parece cojonudo, "que majos son" decimos, "que atentos"... También se nos pasa por la cabeza que nos quieren llevar a un descampado, robarnos y meternos en una zanja, pero eso es algo con lo que bromeamos (aunque cerrásemos las ventanillas después). Finalmente llegamos a Belmonte. El chico, al que no habíamos visto bien, para el coche, yo me pongo al lado y le digo "gracias" (entonces vemos que su rostro delata lo "perjudicado" que iba, que la noche había sido muy larga y posiblemente aún no había acabado para él). Con lo que contesta: "Y ahora una fresca ¿no?" Nosotros dedujimos que se refería a una cerveza, aunque nos quedamos con la duda. Cuando arranco el coche para buscar un lugar donde invitarles, acaban por irse hacia otra dirección y desaparecen. Llegamos al castillo de Belmonte, un lugar muy bonito aunque en algunos momentos "chirrían" sus reformas (un ascensor moderno o halógenos no queda muy acorde con un castillo del siglo XV). Sacamos bucólicas fotos y hasta allí se acerca Angelito Amaro, dibujante que colabora con Adolfo. Charlamos un rato y nos vamos hacia Belmonte, a comer, donde nos sorprende una feria medieval con las hadas, duendes, un stand de perritos calientes y hamburguesas y otro de embutidos de ¡Girona! Me acerco hasta allí para entablar conversación, pero el tipo anda muy liado vendiendo ricos embutidos, así que paso de darle la brasa y al final le pido que me sirva un buen trozo de sobrasada para llevarme. Después partimos hacia Vigo, donde Buceta y Adolfo cogen el tren de vuelta a sus respectivos hogares.

La fortaleza de Rujer Jauer

Buceta preparado para defender las murallas
¿Los Cazafantasmas 2? ¡Nah! Un cuadro del castillo


Cuatro en raya: Buceta, yo, Adolfo y Angelito

Anexo 1: Volvimos sin ajos de "la capital del ajo". Algo que jamás perdonaremos a Triguero, que ya sabe lo vengativos que somos y tiembla ante nuestra ira. Eso sí, no me quiero imagina como olería ahora el coche con tres ristas de ajos y tres tíos dentro durante siete horas.

Anexo 2: No es por hacer la pelota (bueno, un poco sí, pero lo disimulo bien), pero la estancia en Pedroñeras fue estupenda, la gente muy amable y la experiencia gratificante. Gracias a todos, estáis invitados a Vigo (aunque espero que pague el alcalde, claro).

Anexo 3: Rujer Jauer, si lees esto, escribe a Buceta porque te echa mucho de menos...

5 comentarios:

Juan Alarcón dijo...

Te explicaré lo de los churros David. En La Mancha tenemos la firme convicción de que "de lo que se come, se cría", aquí no sólo los churros son descomunales, también lo son los plátanos, los nabos, los chorizos, etc. Encantado de verte por allí y una lástima no haber podido quedarme más.

David Braña dijo...

Ya... bueno... eso se lo dirás a todas :D
Gracias por pasarte. Seguro que nos volveremos a ver, firmando cómics uno al lado del otro.

Pater dijo...

buena reseña!... qué envidia :_

Roberto Corroto dijo...

Imagino que llegasteis rotos de cansancio, pero contentos por el trato recibido y el deber cumplido...

David Braña dijo...

Derrengaos llegamos, pero la experiencia estuvo muy bien.