Ayer vi una película que ya hace un tiempo se estrenó en los cines: La Alianza del Mal (The Covenant en el original). La peli no deja de ser un producto de entretenimiento, sin más. Algo que suele hacer su realizador, Renny Harlin. El director que saltó a la fama mundial con un Silvester Stallone en plena forma con Máximo Riesgo y que luego se atrevió con la secuela de La Jungla de Cristal, desde entonces no ha hecho más que cine de consumismo fácil (Deep Blue Sea, La Isla de Las Cabezas Cortadas, Memoria Letal, Cazadores de Mentes...) E incluso una precuela de El Exorcista (¡buf!). Lo curioso es que La Alianza del Mal guarda algún punto en común con Jóvenes Ocultos, la estupenda película de 1987 dirigida por Joel Schumacher. Eso sí, para nada se las puede comparar, sería un grave insulto a la ya clásica película de vampiros. En resumen, hora y media de efectos especiales, tíos guaperas y musculosos y tías buenorras, todo metido en una historia de brujería llevada con poco tacto. Otra curiosidad, el productor asociado es Marc Silvestri.
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