Lo último que me ha llegado de Drakul ha sido esta nueva novela: Max Betamax. Una obra que me atrajo desde un principio por el tema que aborda, el de los superhéroes. La verdad es que a través de sus 400 páginas su autor, J. Olloqui, logró engancharme con una narración fluida y, sobre todo, un lenguaje "cercano", pues su protagonista, Max Betamax, narrador de la historia, es un tipo tan normal y tan creíble como lo podemos ser cualquiera de nosotros. No sé si la idea de Olloqui era "parodiar" en algún momento a cierto trepamuros mundialmente conocido, pero si partimos de la "coletilla" que se utiliza como promoción: un gran poder conlleva una gran responsabilidad; y de que el prota es fotógrafo, en este caso para consumo adulto (o sea, revistas porno), pues podría pensarse que tuvo a Peter Parker en la cabeza en alguna ocasión. En cualquier caso no es, en mi opinión, una historia de superhéroes la que se nos cuenta en esta novela, sino de relaciones, de la lucha diaria por encontrar el camino de cada uno en la vida, aunque parezca, bajo una capa de cinismo, que no se quiere encontrar. Y de amor, de dos historias de amor tan distintas como importantes en la vida del protagonista. Pero sí, también hay superpoderes, conseguidos, en mi opinión, de una forma casi "absurda" pero que no desentona con lo que se nos cuenta. Superpoderes que convierten a Max Betamax en un "supertipo" que no tendrá más remedio que utilizar sus habilidades para liberar al mundo de un tirano y... "hasta aquí puedo leer" (o escribir en este caso).
Max Betamax es, ante todo, pura diversión, ironía desatada e incluso una base en la que se plantean ciertas cosas que, seguro, os harán reflexionar. Y si, cuando leáis esta novela (porque la tenéis que leer), creéis que me equivoco, entonces será un punto negativo para mí (lo entenderéis cuando leáis la novela).
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