La guerra de Batman



Batman. El hombre murciélago. Ese personaje asociado a la oscuridad, tenebroso, decidido y solitario. Sobre todo quiero quedarme con el último adjetivo: solitario. Tengo la firme convicción de que Batman es un héroe hecho para vivir en soledad sus aventuras. Para que sus pensamientos como pesadas losas, sus descubrimientos durante una investigación, sus preocupaciones, sus desdichas y sus escuetos comentarios sean sólo conocidos por sus mejores compañeros y cómplices de todo cuanto le ocurre: el lector. Cuando Batman está solo, funciona bien. Cuando está acompañado ya no es el mismo. No porque su personalidad cambie, ni porque no pueda tener algún aliado cercano, sino porque nadie en el mundo del cómic puede hacerle sombra. Nadie puede superar su fuerza en todos los sentidos. Por eso, alguien que le acompañe no es más que una molestia añadida. Eso es lo que pasa en la macrosaga Juegos de Guerra publicada recientemente en España en tres volúmenes. La idea no está mal: una guerra de bandas en Gotham que obliga a el señor de la noche a poner al límite sus habilidades. Tiros por allí, explosiones por allá, sacrificios, traiciones, muertes... Vamos, un combinado de sentimientos y actos que puede quedar muy bonito, pero que no se ha sabido utilizar del todo bien. Por un lado, algunos autores de las distintas series de Batman no están a la altura, me atrevo a decir que son mediocres para la tarea que tienen ante sí. De hecho, el mejor equipo creativo que pulula por la saga es el de la colección de Catwoman, formado por Ed Brubaker al guión y Paul Gulacy en los dibujos. Por otro lado, vuelvo a lo que comentaba al principio, Batman es un héroe solitario. El resto de personajes "satélites" que le envuelven no logran atraer mi atención lo suficiente. Robin nunca ha sido un personaje que me gustase demasiado, Batgirl no deja de ser una versión en femenino de Batman, Tarántula... (sin comentarios). Me quedo con Catwoman (nuevamente), porque me parece que es la única que puede seguir la oscura estela de el hombre murciélago. Y los supervillanos tampoco es que hagan una participación para aplaudir, de hecho salvo Máscara Negra y en algún momento Scarface y El Pingüino, la mayoría se mantienen al margen. En definitiva, entretenida saga que caerá más pronto que tarde en el olvido (a no ser que los señores de DC se empeñen en recordarnos los daños colaterales mes tras mes).

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