Mintiendo a la dura realidad


Hoy me he enterado de algo que me ha producido rabia y tristeza a partes iguales. En algunas ocasiones me he planteado la idea de apradinar un niño. Conozco a gente que lo ha hecho y luego han recibido una foto e información del niño que han apadrinado. Me atraía la idea de poder ayudar aunque fuese a un solo niño, de poder apartarlo de la dura realidad que le rodea, o almenos de mejorar sus condiciones de vida. Pero luego me asaltaban las dudas. Tales como ¿a dónde irá ese dinero realmente? ¿quién me asegura que yo esté ayudando a un pobre niño? Y debo admitir que sucumbía ante la desconfianza y nunca di el paso para realizar los trámites de apradinado. Por una parte, eso hacía que me sintiese egoista, me hacía sentir mal por tener esa desconfianza en mi interior. Lo que me alegraría es no necesitar nada que me demostrase que el dinero se emplea en buenos fines, me alegraría no verme casi forzado a sentir desconfianza. Volviendo al principio, hoy me he enterado en los informativos, de que una conocida ong está siendo investigada por presunto fraude. A las autoridades competentes les es casi imposible seguir el rastro al dinero donado para apadrinar a los niños. Al parecer pasa por diversas empresas, que se benefician de todas las donaciones. Aunque el revuelo aún es controlable, seguro que todo el asunto irá a más en los próximos días. Ya se sabe que cuando el rio suena... Muchas personas que confiaban en hacer un bien, se han sentido engañadas, y ya se están dando de baja. No quiero atacar desde aquí a las ong, posiblemente muchas ayuden realmente al necesitado y cumplan lo que prometen. Pero si todo esto resulta ser cierto, los culpables deberían tener un merecido castigo. Por jugar con el destino de muchos, demasiados, niños que no tendrán la oportunidad de comer, algo a lo que nadie debería verse expuesto. Por jugar con las ilusiones y la buena voluntad de quien da el dinero. Por dañar la imagen de las ong que seguro se verán perjudicadas. Por mentir a la dura realidad. En ocasiones, muchas ocasiones, este mundo da asco. ¿Cómo se puede ser tan hijo de puta?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda estos actos no avergüenzan a todos. Sin duda todos opinamos que estos individuos deberían verses privados de todos sus lujos y condenados a vivir el resto de sus días en las condiciones infrahumanas en las que viven muchas de las personas que esperaban la ayuda que ellos han malogrado en absurdos placeres.

Todos, sin duda, vemos como flaquea la solidaridad entre los seres humanos y todos los que apadrinamos niños nos sentimos timados y estafados. Pero lo que no podemos consentir es que estos hechos hagan que buenas personas se den de baja de sus apadrinamientos, porque entonces los mas necesitados son traicionados dos veces.

Por cada baja de un apadrinamiento se deben producir diez altas, esta es la única solución.