Ahora que están de moda los relojes (lo digo por Watchmen), permitidme que haga una comparación con éstos y el mundo del cómic.
Imaginad que tenemos un reloj dividido en dos. Por una parte, los engranajes que hacen funcionar la aguja del segundero, por la otra, los engranajes que hacen funcionar las agujas horarias. Si una de estas partes no funciona bien, el reloj seguirá existiendo, marcando alguna hora, pero no será la hora real y exacta y no cumplirá el cometido para el que fue creado.
En el mundo del cómic ocurre lo mismo. Los engranajes del mercado, de las editoriales grandes y poderosas y de las distribuidoras, funcionan bien, se mueven al compás esperado, de forma suave. Los engranajes de los autores, en cambio, son rudos, casi se les oye chirriar, se mueven de forma torpe. Eso significa que la máquina que forma todo el mundo del cómic funciona, pero no lo bien que debería, y que espera ser arreglada en un futuro no muy lejano.
El autor es una "ser" especial. Nace, crece un poquito, (lo justo para poder coger un cómic entre sus manos) y luego intenta reproducirse entre sus páginas. Una vez que cae en las garras de esas páginas llenas de historias y colores y empieza a soñar, lo único que quiere es poder fabricar también ese tipo de sueños para los demás y sentir que con ellos los hace felices. Pero cuando la ilusión es lo único que se tiene, al final no resulta suficiente. Y demasiadas dificultades, zancadillas y excesos nos encontramos a lo largo del camino. Y supongo que ahora os preguntaréis ¿y por qué suelta todo este rollo si se suponía que iba a hablar de Carlos Giménez? Primero porque hablar de Carlos Giménez no es necesario, a los que formamos parte de este mundo sólo nos basta leer su nombre. Segundo porque quiero dejar un espacio a la esperanza y para ello quiero comentar que los engranajes han sido lubricados y funcionan un poquito mejor que antes. Gracias a El Premio Nacional de Cómic, gracias a iniciativas como Set de Cómic, donde los profesionales de todos los ámbitos (editores, distribuidores, autores...) pudieron reunirse y tratar temas importantes y decisivos, y gracias a que Carlos Giménez (ahora sí) es candidato a recibir El Premio Príncipe de Asturias. Y no sólo candidato, es merecedor de él. Gracias Carlos, por permitir que podamos seguir soñando.
1 comentario:
¡Y bien que se lo merece!
Muy poca gente es consciente del enorme esfuerzo que requiere hecar un tebeo.
Saludos y cervezas.
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