Se acaba el año (aunque muchos aún creen que será el mundo, pero bueno, ya se les quitará esa tontería de la cabeza después del 21). O sea, que llega esa época de fiestas católicas y de afán consumista. Esa época en la que todos tenemos que aparentar ser buenos y estar unidos. Durante unos días vamos a ver con otros ojos a los pobres que no tienen para comer o para comprar juguetes a sus hijos. Durante unos días nos olvidaremos de que no podemos consumir porque estamos consumidos, y nos esforzaremos para que no le falte nada a nadie. Nos pondremos una "coraza" y nos creeremos que la mierda que nos salpica a diario también se ha tomado una tregua. Mandaremos felicitaciones porque es lo que hay que hacer, comeremos y beberemos como si no hubiese un mañana (el colesterol y los kilos de más ya nos preocuparán en otro momento, que ahora estamos en Navidad). Lloraremos, reiremos y, con suerte, fornicaremos. Todo bajo una justificación perfecta: ser buenos y no dejar espacio a los remordimientos.
¡Qué se joda la Navidad! Que no le falten juguetes a ningún niño, pero tampoco comida ni medicamentos. Que seamos felices estos días, pero también el resto del año. Que aceptemos las consecuencias de nuestros actos SIEMPRE. Que NUNCA se separen los seres queridos. ¡Pero que se joda la Navidad!
A los que me conocéis, ya sabéis que os quiero. A los que no, es posible que os quiera algún día. El resto, apartaros de mi camino...
¡FELICES... SIEMPRE!
Postal dibujada por el amigo Luis Martín |
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