El día V


Sábado día 1 de diciembre. 10 de la mañana. Estoy sumergido en un profundo sueño (producto de haber trasnochado hasta las tantas de la madrugada, viendo una película), cuando la luz de la habitación y una voz en la lejanía irrumpe en mi descanso. La voz es de mi mujer, al principio no oigo más que algo referente al agua, y no entiendo muy bien que me despierte sólo porque tiene sed. Luego, segundos después, mi mente enmarañada recibe totalmente el mensaje: "¡He roto aguas!". Abro los ojos, me levanto y me encuentro a Patricia (mi mujer), con una extraña sonrisa dibujada en su rostro, mezcla de pánico y alegría. Con tranquilidad, manteniendo siempre la calma (aunque no dejo de repetir para mí "llegóeldíallegóeldíallegóeldía...", me ducho, me afeito y nos vamos al hospital.
Una vez allí, los típicos trámites, una ligera espera y nos envían a una habitación. Poco después nos hacen saber que debemos esperar a que aparezcan las contracciones, si no ocurre durante el día y la noche del sábado al domingo, por la mañana deberán provocárselas, pues hay un tiempo prudencial que no se debe sobrepasar entre la rotura de aguas y el dar a luz al bebé. Así que nos hacemos a la idea de que igual deberemos pasar unas horas en el hospital, ajenos a que esas horas iban a convertirse más bien en días.
El sábado pasa sin sobresaltos, hacemos las preguntas de rigor de todo padre primerizo, esperamos, Patri recibe la primera bandeja de comida con un "delicioso" pollo y una "exquisita" sopa (lo cierto es que no estaba mal la comida), seguimos esperando... Y así hasta llegar la noche. Siguen desfilando distintas enfermeras de distintos turnos, todas muy amables y atentas. Llega la hora de dormir y claro, para el acompañante no hay cama, tengo que dormir en un sillón con respaldo reclinable que, al mover, chirría como si atropellase a un gato con un coche. Cuando conseguimos coger el sueño, sobre las 3 de la madrugada, mi mujer despierta diciendo que tiene contracciones. Las enfermeras, alarmadas, nos llevan a la sala de dilatación, pensando que ya empezaba la "operación paritorio". Pero no, una vez allí, resulta que las contracciones no sobrepasan la magnitud de unos gases y que no es necesario que esté en esa sala aún. Así que, nuevamente, volvemos al dormitorio, una hora después. Nos quedamos dormidos y, a las 8:30 de la mañana, vienen a buscar a Patri para llevarla otra vez a la sala de dilatación, donde, esta vez sí, se quedará, ya que le van a provocar las contracciones. La matrona encargada de Patri le trae el gotero con oxitocina, la sustancia que provoca las contracciones. Ahora tiene inyectado el suero, la oxitocina, una máquina de controlar la tensión que cada ciertos minutos se activa, y la máquina que controla las contracciones y los latidos del bebé en todo momento.
La oxitocina empieza a tener efecto de forma paulatina. La matrona entra en la habitación de vez en cuando y va aumentando el contenido del goteo de la sustancia, por lo que las contracciones también aumentan. Sobre las 12 del mediodía, empiezan a ser contracciones dolorosas, las cuales superamos juntos como en las escenas típicas de las películas, yo le agarro la mano mientras ella controla la respiración para controlar mejor el dolor. En pocos minutos me hago un experto de las gráficas que van apareciendo en el monitor, y sé cuando se aproxima otra contracción. Aún así, la dilatación sigue siendo escasa, por lo que hay que seguir esperando. Los baremos de la dilatación van del 1 al 10, para poder dar a luz hay que llegar al máximo, para poder recibir anestesia (lo que se conoce como epidural), hay que tener un mínimo de 3 centímetros.
Al fin Patri llega a 3, y se la llevan para ponerle la epidural. El proceso es algo lento y difícil, pues el pinchazo entraña un alto riesgo y debe hacerse con cuidado. Una vez de regreso a la sala, Patri vuelve a ser conectada a los monitores, a la oxitocina, al suero, a la máquina de la tensión, y ahora también al goteo de la epidural. Las contracciones han cesado al ser privada de la oxitocina, por lo que de nuevo tenemos que pasar por todo el proceso para que vuelva a pillar "el ritmo". Pronto, la anestesia surte efecto y el dolor cesa, dando paso a un cosquilleo en las piernas, como cuando se te duermen después de tenerlas en una mala postura. Así llegamos a las 8 de la tarde del domingo. La dilatación sigue siendo poca para un parto natural, y empezamos a temer que deban hacerle la cesárea. Con tranquilidad, me voy a casa a darme una ducha y comer algo. Una hora después, Patri me llama para decirme que en menos de una hora entra en el paritorio, pues de repente ha dilatado. Me dirijo al hospital, y la hora se ha convertido en 20 minutos. Cuando llego, ya la tienen en la camilla y la veo pasar ante mí. Entonces sí pierdo el control, me pongo nervioso y por supuesto pienso: "llególahorallególahorallególahora..." Un enfermero me dice lo que debo ponerme para entrar a la sala de parto, que consiste en: una bata, un gorro y unas fundas para el calzado. Me visto y me acuerdo de Anatomía de Grey, House y todas esas series de hospitales que tanto molan (Hospital Central no, por favor). Oigo como el médico dice: "¡ahoraahoraahora!¡empujaempujaempuja!¡un poquito más! ¡así, muy bien!!" Eso se repite tres veces y de repente un llanto incontrolado característico de un bebé. ¿Será el mío? No lo sé, yo sigo nervioso y esperando. Sale una enfermera y me comunica que ya puedo pasar. Y paso, y las veo. Las dos mujeres de mi vida, una con las piernas abiertas, ensangrentada y rodeada de médicos, llorando de emoción; la otra es una mujercita postrada en una camilla pequeña con una calefacción sobre ella. Llorando sin cesar, sucia y cansada por el parto. Es Valentina. Puedo tocarla, abrazarla, besarla... Lo que siento desde entonces no hay palabras para describirlo. Ahora, si me perdonáis, debo dejaros. Valentina se ha despertado.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu mujer rompe aguas... y tú te pones a afeitarte? Eres mi ídolo, David! A eso se le llama sangre fría!
Nuestra enhorabuena, tío (de parte de mi mujer Lucy y mía), y un besazo a Patricia y Valentina!

David Braña dijo...

jajajaja!! Yo es que sin una ducha y un café no soy "naide" (ups! lo del café no lo había dicho :D). Muchas gracias a los dos. Un abrazo a ti y un besote a Lucy.

Lindi dijo...

De verdad, me has emocionado. No me conoces, pero yo conozco a tu mujer, y ahora a tu pequeña mujercita, jeje, y sinceramente, me has hecho llorar con tus palabras. Que seais muy muy muy felices en esta nueva etapa que comenzais ^_^

Pablo González dijo...

enhorabuena!!!
pensaba ponerte un consejo o un sentimiento común a la paternidad, pero sólo se me ha ocurrido ése.

Anónimo dijo...

Besazos enormes para la mama Patricia y la bonita de Valentina.
Enhorabuena al papa David.
Ahora dodotis, amor y buenos alimentos =)

Ismael Álvarez dijo...

Heeeeeeeeeey acabo de ver tu mensaje en la lista AACE, enhorabuena por esa paternidad. Qué preciosidad :). Y eso de afeitarse mientras rompe aguas... digno de un comic jajaja.

Abrazote.

David Braña dijo...

Muchas gracias a todos!!! Todo comentario es bienvenido. Un abrazote!!!

AnnaRaven dijo...

Qué preciosidad de niña! No me extraña que se os caiga la baba a los dos.
Cuídalas bien ;)

David Braña dijo...

Gracias guapa!! Bicos

Masha dijo...

Un besote!

Anónimo dijo...

David, estas hecho un cronista profesional.He vuelto a parir con Patri, solo que esta vez el padre resultó más ingenioso. Desde Madrid, Olivia y yo os deseamos todo lo mejor. Valentina es preciosa. Bienvenidos al club del amor incondicional.
Virginia Q.Traviesa

David Braña dijo...

Masha: Pos venga, otro pa ti también!! :D
Virginia: Muchas gracias!! Saludos de parte de las dos damiselas.

CAESAR dijo...

Vaya noticia para empezar la semana tras un puente......Enhorabuena chavalote!!!!

Me alegro mucho. Felicidades. (aunque el relato haya sido demasiado gráfico...ays. ;-D )

Ioannes Ensis dijo...

Muchas felicidades con retraso, acabo de conectarme a los blogs después del viaje. Una muy buena noticia para volver a la rutina de quemar pestaña.
Que seais muy felices los tres, compañero.
8-)

Cruz dijo...

Ese Brañaman bueno!

Enhorabuena, compinche!

Debe de ir bien la multinacional Braña si vas montando sucursales pequeñitas por el mundo :P

Un abrazo, socio... y disfruta mucho que en nada te estará pidiendo dinero para tabaco jejeje

David Braña dijo...

Caesar: Gracias!! Ya sabes, a mí me va escribir :D
Ioannes: Ánimo, que ya están aquí las fiestas navideñas!! Gracias compañero.
Cruz: Nah! Eso de fumar (tabaco) ya no se lleva jejeje. Un abrazo!

ricardo gazquez dijo...

te doy mi mas sincera enhorabuena por el feliz acontecimiento. El dia 3 me ocurrió lo mismo. Mi lagartijilla se llama Ani y tambien es una preciosidad. un abrazo