Cuantas veces, de niños, al leer un cómic de superhéroes, no hemos querido ser como uno de ellos. Salvar el mundo de incontables amenazas y sentir que hacíamos lo correcto mientras el resto de la humanidad, simples mortales, nos lo agradecían y ovacionaban. En los cómics se suelen reflejar los actos más nobles de los poderosos individuos que luchan contra el mal.
Pero, al mismo tiempo que uno deseaba ser como ellos, también se preguntaba: "¿en la vida real se comportarían así?" Porque, vamos a ser sinceros, si un tío se puede hacer invisible, atravesar paredes, volar a la velocidad del sonido o disparar rayos por los ojos, ¿qué le impide aprovecharse de eso para un bien propio? De acuerdo, entonces ya no serían superhéroes, si no supervillanos. Pero la diferencia es que estos últimos tienen a la opinión pública en contra, mientras que los supuestos superhéroes son respetados. Por lo tanto estaríamos hablando de una doble molaridad, de una vida secreta de los supers más allá del alter ego que puedan tener.
En numerosas ocasiones, cuando un supervillano ha luchado contra el superhéroe, éste le ha recriminado que la existencia de ambos está estrechamente ligada. ¿Existiría El Joker sin Batman? ¿El Duende Verde sin Spiderman? ¿Lex Luthor sin Superman? Y aquí entraría el debate de si los supers deberían tener ciertas licencias sólo por tener habilidades que los humanos normales no poseen.
Todos estos ingredientes parece ser que se están teniendo muy en cuenta últimamente en el mundo del cómic, sobre todo en autores ingleses que no dudan en sacar el lado más cínico y oscuro del mundo superheroico. Obras como The Authority, donde se nos muestra a unos supers radicales en sus actos y sin tapujos en su lenguaje; Sleeper, donde la línea entre buenos y malos es casi invisible; Wanted, donde los supervillanos han eliminado a todos los superhéroes y son los verdaderos protagonistas y la que nos ocupa, The Boys.
The Boys está guionizado por Garth Ennis (Predicador) y dibujado por Darick Robertson (Transmetropolitan). En este cómic los autores nos muestran el lado más depravado de los supers, los cuales utilizan el poder que tienen para conseguir sexo gratis, consumir drogas, y, en definitiva, comportarse como estrellas del rock, justificando todos sus actos por el bien de la humanidad. Sin importarles más que el reconocimiento personal, la imagen pública y olvidándose de los valores reales que reflejan hacia los demás. El lado más oculto de los defensores del planeta es conocido por un grupo de individuos que cuentan también con superpoderes, y que odian a los supers, por distintas causas personales, y a toda esa libertad que les rodea y que les mantiene impunes de todos sus retorcidos actos. Ellos son The Boys, pertenecen a la C.I.A. y no dudan en ningún momento en acabar con todos los supertipos que incumplan la ley.
Ennis y Robertson nos muestran que el poder corrompe, y lo hacen sin ningún tipo de tapujos, y con un toque de humor negro que convierte a esta obra en una publicación indispensable, de una enorme calidad. De hecho, la obra fue todo un escándalo en los USA, y eso aún le da más morbo. Ya estoy deseando que Norma edite el siguiente número.
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